| Catéter translumbar en vena cava inferior: última opción de acceso vascular para hemodialisis | |||||
Isabel Crehuet Rodríguez |
Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Río Hortega.Valladolid | |||||
Los profesionales de enfermería nefrológica sabemos que el gran reto de las unidades de Hemodiálisis (HD) son los accesos vasculares. Según las guías de accesos vasculares en HD, realizadas por la SEN en colaboración con SEDEN y otros autores, la primera y mejor opción de acceso vascular es la fístula arteriovenosa interna (FAVI): nativa preferentemente, protésica, etc. Sin embargo, cuando estas posibilidades se agotan, se recurre a catéteres permanentes
Los objetivos que nos hemos planteado con este estudio, son los siguientes: PACIENTES En nuestra unidad se dializan 38 pacientes, de los cuales 17 son portadores de catéteres permanentes. De entre estos 17, hemos estudiado los dos casos de catéteres permanentes colocados en vena cava inferior. Caso 1 Aspectos a destacar de la historia clínica
Caso 2 Aspectos a destacar de la historia clínica El proceso de implantación de estos catéteres se realiza bajo sedación. Para ello se coloca al paciente en decúbito supino y se introduce, a través de vena femoral, una guía hasta llegar a vena cava inferior. A continuación, con el paciente en decúbito prono, se hace una punción percutánea en la zona derecha de la columna, a nivel de L4-L5 (dependiendo de la altura del sujeto), y bajo control radioscópico se llega con la aguja de punción hasta donde está la guía señal. Posteriormente, se procede como con cualquier otro catéter tunelizado. La mayor complicación posible durante este proceso es la hemorragia retroperitoneal. Hemos hecho un estudio retrospectivo desde la implantación de ambos catéteres en agosto de 2005 (paciente 1º) y octubre de 2006 (paciente 2ª) hasta abril de 2007. La conexión a HD se realizó, según protocolo de la unidad, entre dos personas, extremando así las medidas de asepsia. Destacar que la desconexión puede realizarla una sola persona con las En la desconexión, sellamos el catéter con 1 ml de suero salino al 0,9% más la cantidad de heparina al 5% necesaria hasta completar la luz de ambas ramas, lavamos los extremos con suero salino al 0,9% y cerramos con los tapones. Finalmente introducimos las ramas en un apósito tipo “saco” que fijamos a piel para evitar traumatismos. Sujetamos todo esto con una faja abdominal con cierre de velcro en el paciente nº 1. En la paciente nº 2, lo hacemos con esparadrapo Mefix®. Durante las sesiones de HD se estudiaron flujos de bomba arterial, Kt/v y presión venosa. También tuvimos en cuenta el número de infecciones, el estado del orificio de salida y la comodidad del paciente. Desde la implantación de estos catéteres se instauró tratamiento anticoagulante con dicumarínicos; el resto de pacientes portadores de catéteres en nuestra unidad, salvo que sea por otra causa, no se tratan con anticoagulantes orales DISCUSIÓN Desde hace algunos años, venimos observando cómo la edad de los pacientes que inician un programa de HD, es cada vez más avanzada. Esto supone que los accesos vasculares de primera opción, es decir, las fístulas arteriovenosas, sean cada vez más difíciles de conseguir, por lo que estamos asistiendo a un aumento considerable de implantación de catéteres venosos permanentes. Cuando a nuestra unidad de HD llegaron los pacientes con catéter permanente colocado en vena cava inferior, conocedores de que era la última opción de poder realizar tratamiento sustitutivo renal, tuvimos “miedo”; miedo de que algunas de nuestras actuaciones no fueran las más adecuadas para su conservación y duración ya que: la sutura inicial en el catéter tipo Perm-cath la mantuvimos más tiempo del habitual, lo cual supuso casi un perjuicio, ya que hizo una reacción a cuerpo extraño, que más tarde conseguimos subsanar retirando la sutura, sin ocasionarnos mayores complicaciones.También, en nuestro afán de cuidarlo al máximo, probamos distintos tipos de apósitos; que fuimos desechando, porque al final resultó que, actuando con el mismo que utilizamos para el resto de los catéteres, conseguíamos mejores resultados. Nos gustaría que nuestra experiencia sirviera para atenuar el “miedo” o “respeto” que otros profesionales pudieran sentir si se encuentran en una situación semejante a la nuestra, eso sí, sin olvidar nunca extremar los cuidados de enfermería para los catéteres venosos permanentes. CONCLUSIONES • Hemos comprobado que el acceso vascular a través de la vena cava inferior es una opción válida para conseguir una HD adecuada. AGRADECIMIENTOS A los pacientes por su consentimiento y buena disposición para la realización de este estudio. Nuestro especial BIBLIOGRAFÍA 1. Lung GB, Trerotola SO, Scheel PJ Jr. Percutaneous translumbar inferior vena cava cannulation for hemodialysis. Am J Kidney Dis 1995. 25(5), 732- 737. |